Arnold Bennett me traslada a un gran hotel, por Reading at the Moonlight

La segunda lectura que me gustaría acercaros es una novela y por lo que he leído bastante diferente al estilo habitual de Bennett. Podría haber empezado la entrada así: "Soy littleEmily y soy adicta a Arnold Bennett." Muy Alcohólicos Anómimos pero más al estilo upper-class británico, que quizá no sea lo que más abunda en esta novela, pero la clase inglesa siempre está presente.

Ya os conté en la entrada anterior que cuando Elena Rius me habló de este proyecto, me lancé a buscar obras de Arnold Bennett. La primera opción era leer alguna de sus novelas, en particular Cuentos de viejas. Después, pensé en Anna of the Five Towns, algo que ligaría con uno de mis retos de este año, ese del que todavía no he contado nada. Continué con la idea de buscar algo más corto y se me ocurrió la idea de descargar los Tales from a Five Towns. Sin saber como, me vi arrastrada por la idea de leer sus ensayos, léase Literary Taste, en el que ya estoy absorbida. Pero al final, buscando en Kindle que obras había disponibles, vi que ésta, Gran Hotel Babylon, podía resultar interesante. Y es la otra lectura de Bennett que me ha tenido absorbida últimamente.




Cuando veo una fotografía de Arnold Bennett me lo puedo imaginar perfectamente camuflado en un hotel como el Babylon. Un hotel a donde acudieran diplomáticos, millonarios, príncipes, reyes y emperadores, miembros de la aristocracia y él esperara atento en el restaurante, atento a todos los acontecimientos que se produjeran y tomando notas. No me extraña que Bennett diese su nombre a una tortilla, la famosa Omelette Bennett, creada en el Hotel Savoy, allá donde se estrenaban las operetas de Gilbert & Sullivan.

El Gran Hotel Babylon nunca existió pero está presente en todos aquellos míticos hoteles británicos de los que todos hemos oído hablar alguna vez: el Ritz, el Savoy, el Waldorf... El protagonista del libro es el hotel pero también la familia Racksole, padre e hija, millonarios americanos que un día, sin venir mucho a cuento y sin pensárselo demasiado, mientras están de vacaciones en Londres, él decide comprar el hotel después de que el famoso chef del restaurante se haya negado a servirles, por indigno, un bistec y una cerveza. Sí, hijos míos, quien tiene tanto dinero se puede permitir comprar un hotel con la calderilla que le sobre, pero claro, el Babylon no es un hotel cualquiera, como ya le advierte Félix Babylon a Racksole, tantos aristocratas y príncipes, pueden atraer muchos problemas. Por otro lado, Nella, la caprichosa hija de Racksole (caprichosa solo al principio), se autonombra recepcionista del hotel. Como el buen señor Babylon le dijo, llevar un hotel como éste no será nada fácil y Racksole no tarda en darse cuenta. Lo cierto es que, en muy poco tiempo, los dos se ven envueltos en un sinfín de acontecimientos que implican a ciertos personajes que salen y entran como si la narración fuese un juego de espejos.



 

Al final, llegas a la conclusión de que Bennett ha conseguido crear un divertimento entretenido, interesante y sobre todo, original, sin despeinarse. Incluso me ha recordado en algunas partes a Agatha Christie y me he llegado a preguntar si la célebre dama del crimen le leía.

Por lo que he aprendido sobre él en estas últimas semanas, Bennett nunca se tomó muy en serio a sí mismo. Algo que me ha hecho gracia porque yo sí lo he hecho. Acostumbrada como estoy a leer a autores británicos y conociendo su peculiar sentido del humor (aquí debo hacer un inciso para comentar que no todos lo tienen) me ha sorprendido ser capaz de tomármelo tan en serio. En otros autores ha sido totalmente contraproducente pero Arnold Bennett siempre te sorprende.

De momento mi experiencia con Bennett se acaba aquí. Ojalá dentro de un tiempo pueda comentaros nuevas lecturas que me hagan ampliar un mundo literario tan interesante...
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